lunes, 24 de enero de 2011

Te voy a dar la vida (cuento alimento)


Vas a tener ropita de todos los colores, le explicaba Patricia a su hijito en la panza, vas a tener mas ropa que la que nunca tuve, limpia suave preciosa, lavada y planchadita.
José la miró inquieto como todos los padres o todos los horneros que intentan terminar su nidito de barro antes de que los tiempos presenten su inclemencia.
José mira la panza, inquieto, mas que antes, quiere decirle algo, quiere decirle mucho, quiere decirle todo lo mas lindo del mundo. Vas a tener botines, dice con vos de padre y con edad de hijo, vas a tener botines de cuero con tapones y una pelota nueva número cinco blanca con estrellas celestes dice todo seguido.
Ella se ríe un poco y saca mas la panza como acercando el hijo al país que le espera, como acercando el hijo a lo que están planeando. Vas a tener de todo, escarpines, baberos, pañales descartables, un sombrerito blanco con un pompón celeste, una cuna pintada como si fuera nueva, un álbum de recuerdos y una cajita verde para guardar adentro el cordón umbilical.
Y un banderín de Boca si querés ser de Boca, le dice José inquieto, no vaya a ser que un tío de River se anticipe. Un banderín de Boca vas a tener primero, corrige y se enternece, después vos te hacés hincha del cuadro que mas quieras, yo no tengo problemas, voy y te compro todo, el equipo completo de Belgrano o Talleres.
Patricia le pregunta, ¿escuchaste pendejo?, mirandosé la panza. Menos mal que te hicimos esas ecografías, menos mal que ese día nos alcanzó la plata, ¿mira si hoy no supiéramos que sos nene, mi hermoso, que la ropa es celeste, que el nombre es de varón?.
Podés ser escritor ingeniero abogado, campeón del mundo, artista, mago, dice José. Podés ser lo que quieras porque yo no soy nada, pero ahora soy todo porque te tengo a vos. Yo te digo escritor porque fabrican cuentos, uno por cada día y escriben un montón y yo no escribo nada, ni mi mamá me mima, ni mi papá tampoco ni nunca fui a la escuela como podés ir vos, vos vas a ir a la escuela, podés ser todo junto, porque tenés mas tiempo y si acaso te falta te lo regalo yo.
O doctor, ¿qué sabés?, doctor Pablito López si se llama Pablito, todo en blanco Pablito, con los zapatos blancos, el saco, la camisa, la bata de doctor y el nombre en el bolsillo, bordado con esmero, Doctor Pablito López.
Mejor que juegue al fútbol, opina José, inquieto.
Mejor que sea bueno, no digo para el fútbol, digo que sea bueno, que nos quiera y que entienda que lo queremos mucho, que lo queremos tanto como nosotros dos que nos quisimos siempre, dice Patricia dulce sin pensar que ese siempre son sus poquitos años y levanta la vista buscando la mirada cómplice de José, que espera esa mirada como un oso orgulloso con un panal de miel.
Y José, despacito, le dio un beso a Patricia, y mirando la panza de nuevo le habló a su hijo, te voy a querer mucho como a mi me quisieron, le dijo y mintió un poco, dijo de mentiritas, de mentira piadosa.
Patricia que lo entiende, que le acaricia el pelo renegrido a José, y José que le abraza el ancho de la panza como si fuera el Atlas, el que sostiene el mundo, el que sostiene el siglo y el padre que va a ser.
Vas a tener ropita de todos los colores le repite Patricia a su hijito en la panza, limpia suave preciosa, lavada y planchadita. Te voy a dar mi amor.
Y José que no tiene mas cosas para dar a través del ombligo le dice tenés todo y que nunca te falte mas nada en esta vida porque te doy la mía, te lo juro por dios.